Algo que no deja de preocupar a la afición francesa, es el juego que actualmente muestra su XV nacional. Por nuestra parte, guardamos en la memoria ese rugby fantástico del que los franceses hacían gala, de mucho brío y al mismo tiempo con mucho pase antes o en el contacto, encontrando espacios, con cambios de frentes de ataque y múltiples e inverosímiles ángulos de carrera.
Por Jorge SÁMANO
Después de haber jugado la final en el último Campeonato del Mundo, casi cuatro años atrás, Francia es actualmente séptimo en la clasificación del World Rugby, detrás de las tres grandes naciones del Sur, además abajo de Irlanda, Inglaterra y Gales. Superan a Argentina, un equipo que venció a los azules en el Stade de France en noviembre del año pasado.
La enfermedad del rugby francés va a interesar al periodista inglés Gavin Mortimer de la excelente revista Rugby World. Para Mortimer “el resultado más deprimente” de la fecha del 6 Naciones que se jugó hace dos semanas, no fue la derrota del XV Tricolor infligida por Irlanda, equipo que dirige Joe Schmidt, si no más bien la sufrida por el equipo M 20 francés frente a su homólogo del Trébol. “Si consideramos los aspectos técnicos, físicos y de organización, en ese partido se enfrentaban jóvenes hombres con niños pequeños”. Mortimer habla incluso de “abismo” y el destacado hombre de prensa se justifica recordando que el staff de los Azules se queja de “las falencias técnicas que muestran sus jugadores”, falencias cada vez más visibles en la era del profesionalismo: “En los años 90, los franceses nos deslumbraban con su french flair y su capacidad para atacar desde cualquier lugar”. Aportará como prueba el try del siglo (en el partido contra los Blacks, Eden Park, 3 de julio de 1994). Curiosamente la acción que termina en try comienza por el mismísimo Saint-André, con un balón recuperado de un kick black en zona de 22 propia y que el actual coach de los Azules llamará un “relanzamiento del fin del mundo”.
¿El sistema escolar culpable?
Para Mortimer no hay duda que la raíz del problema es la falta de práctica deportiva por los más chicos. No es necesario insistir sobre una evidencia: los campeonatos escolares son eventos regulares en los países anglosajones. El deporte es practicado con amplitud en las escuelas y colegios, habiendo instancias de competencia, “cuando los jóvenes franceses para practicar un deporte deben buscar un club, para hacerlo los miércoles en la tarde (el miércoles es día de media jornada escolar en Francia) o el fin de semana… Con quince años cumplidos, pueden optar por el sport-estudio, pero los cupos son limitados”.
De tal forma los jóvenes franceses dan una clara ventaja a sus oponentes. Un jugador como Sekou Macalou con condiciones atléticas impresionantes, presentará limitaciones técnicas que saltan a la vista. Si los clubes del Top 14 recurren a tantos extranjeros, “es porque los jóvenes del país no son aptos”. Y advierte: “Francia está en peligro y podría llegar a ser una nación de segundo plano”.
Daniel Herrero a la palestra
El emblemático ex jugador y entrenador del Toulon, analista y comentarista deportivo Daniel Herrero, no perdió la ocasión luego del último Irlanda-Francia, para lanzar dardos en contra del esquema de juego de la selección azul. Para muestra un párrafo de su columna en el diario parisino Journal de Dimanche, donde clama que hay que terminar con la prudencia y que trataremos de traducir con la mayor fidelidad posible, Herrero posee una verba particular e inconfundible. Dice el párrafo: “Mezcla de sumo y de fútbol, nuestro rugby puede desafiar al mundo entero en el cara a cara. Pero debe volver a encontrar el placer de ser perseguido por el adversario, de burlarlo mediante el esquive, de confundirlo con la variedad de iniciativas. Verdad es que nuestros Bleus una vez más fueron extremadamente valientes, con el capitán al frente. Pero la producción ofensiva, conformista y mutiladora, nos envía directo a la cola.”
Y el famoso L’Équipe también recogerá apreciaciones del hombre con el cintillo rojo en permanencia. Dirá ahí que el mal que corroe a los Azules desde hace años y que tiene sus raíces en los años 80-90, tiene un nombre, la normalización. El equipo de Francia se habría vuelto “previsible, mentalizado para respetar el orden.” El paso a la era profesional y con ello, la llegada de entrenadores especializados y de sesiones de trabajo sobre la base de la repetición, ha vuelto prudentes a los jugadores, diríamos demasiado prudentes. “Un jugador, hace algo porque lo siente, que eso va con él, que ama eso que él hace. Si le decimos: ataca pero sin que se te caiga la pelota, es mortal.” Herrero tiene la nostalgia del tiempo en que los hombres llegaban al equipo de Francia “con su talento en bruto, sin el tiempo necesario para trabajar juntos.” Lo que dejaba cierto espacio para la improvisación, un lugar para el riesgo en ataque. Pues si los sistemas se justifican en lo que él llama “juego en el orden”, es decir detrás de un line o de un scrum, no es el caso en el desorden. Según él, Francia es la única nación a no poner volumen en esas fases de juego desordenado como los relanzamientos, hoy en día “dejados de lado.”
El Francia-Gales último confirma los temores
Era de esperar una reacción en la cancha por parte del XV del Gallo el domingo recién pasado, frente a su público en Saint-Denis. Recordemos que en las dos fechas anteriores de este 6 Naciones 2015, Francia no fue en nada brillante, cayendo frente a Irlanda y con una victoria poco convincente frente a Escocia. Pues no fue así, o más bien de manera insuficiente ya que fulgores hubieron, notemos el try de Dulin en término de línea, que coronará una excelente secuencia de transmisión de balón.
Una vez el encuentro terminado, Philippe Saint-André se expresará en términos bastante duros con respecto a sus jugadores, haciendo notar que el equipo bajó los brazos en momentos que el empate estaba al alcance, también se refirió a errores de manejo demasiado básicos y a la poca fortuna frente a los palos por parte de los pateadores, desperdiciándose por esa vía puntos vitales.
Pensamos y como muchos admiradores del french flair que el talento está en el XV Azul, pero al parecer hay una falta de confianza en su propio estilo por parte de los franceses, esperamos que esa confianza vuelva, en aras de un rugby con la sonrisa en los labios. La felicidad no debería ser un pecado, ni lo contrario del trabajo.
Una vez el encuentro terminado, Philippe Saint-André se expresará en términos bastante duros con respecto a sus jugadores, haciendo notar que el equipo bajó los brazos en momentos que el empate estaba al alcance, también se refirió a errores de manejo demasiado básicos y a la poca fortuna frente a los palos por parte de los pateadores, desperdiciándose por esa vía puntos vitales.
Pensamos y como muchos admiradores del french flair que el talento está en el XV Azul, pero al parecer hay una falta de confianza en su propio estilo por parte de los franceses, esperamos que esa confianza vuelva, en aras de un rugby con la sonrisa en los labios. La felicidad no debería ser un pecado, ni lo contrario del trabajo.
Fuente: Notas de Rugby