Fernando Catamarca Ocampo, uno de los formadores más influyentes del rugby argentino, decía que: “El scrum es el cimiento del juego de forwards, lo que equivale a decir que el scrum es el cimiento del rugby”.
Por Jorge SÁMANO
Esta fase de juego es cautivante y poderosa, con toda una simbología. El vocablo inglés scrum es específico para el juego del rugby, podría derivar de scrimmage que significa batalla desordenada. Pero tanto scrum para los de habla inglesa (y otros), mêlée (ordonée) para los franceses, melé para los españoles o escraum para los argentinos, son voces que indican algo bien particular. Cuando decimos scrum, estamos hablando de sacrificio, humildad, abnegación y en definitiva de trabajo en equipo.
Descuidar su preparación en el entrenamiento es un error fatal, al mismo tiempo sería aconsejable que los backs tuviesen una iniciación (porque esto es casi una religión), tomando conciencia del esfuerzo realizado por los forwards para obtener el balón, con el consecuente beneficio para la totalidad del equipo.
Contar con un scrum que somete al de los adversarios es poseer un arma sicológica, desmoralizadora en grado sumo. Un scrum ganador no necesariamente obtiene la pelota, en ese caso el adversario tendrá el balón, pero podrá sacarle partido difícilmente, sino de manera imposible. En contrapartida cuando obtiene el balón este scrum ganador, lo es desplazando hacia atrás la línea de ventaja y de off side, ganando de esa forma una muy buena pelota, con toda la perspectiva que ello puede abrir.
Hay un viejo libro de rugby llamado “Why the Whistle Went” de Humpry Ellis que dice:” “La obtención de la pelota del scrum deberá ser consecuencia del empuje honesto de todo el pack de forwards, antes que consecuencia de una trampa entre el hooker y el medio scrum”. Por eso se puede decir que como consecuencia de una falta leve (forward pass, knock on) o una pelota trabada o imposible de jugar u otra detención, un scrum es la ocasión de poner en práctica el espíritu del juego en toda su dimensión.
No podemos desconocer que el scrum es objeto de múltiples debates y origen de modificaciones en las reglas del juego. Están los enemigos de las fases estáticas que abogan por la fluidez del juego. La multiplicación de faltas, los reinicios muchas veces reiterados de scrum y la opacidad que impide determinar quién hizo qué en un derrumbe, son los mejores aliados de estos enemigos. Una disputa honesta, sin artimañas ni recursos ilícitos es la mejor manera de cuidar el scrum.
Al mismo tiempo sería un error considerar el scrum como un movimiento aislado o desconectado de un contexto. Es importante asimilar la influencia de las fases de movimiento sobre ésta estática y viceversa. También el jugador debe mentalmente ubicar la secuencia: movimiento precedente ? detención del juego (organización, elección del proyecto de juego) – puesta en juego del balón ? conquista ? futuro movimiento.
En el rugby hay una continuidad de juego en la que diferentes momentos no deben ser percibidos de manera ocasional o artificial y en ese sentido el scrum no debería ser un momento excepcional, aunque sí con características bien particulares.
Fuente: Notas de Rugby