El movimiento del balón sin interrupción es una situación ideal y ciertamente no se da en la realidad. Mientras no suene el silbato del árbitro, en un encuentro lo que hay más bien es un movimiento interrumpido pero sin detención de juego.
Por Jorge SÁMANO
Las interrupciones del movimiento del balón sin detención de juego pueden ser numerosas. Estas interrupciones se denominan formaciones móviles (agrupados) y que básicamente son dos: maul y ruck. No hay entonces interrupción de juego, simplemente una objeción por parte del adversario frente a la posesión del balón. Recordemos que en estos casos el balón debe siempre continuar con vida, so pena de detención de juego por parte del árbitro (pelota trabada, no progresión).
Hay dos casos que se dan a partir del punto de contestación o bloqueo:
– Defensa desestabilizada
La defensa ha sido desestabilizada por el movimiento precedente a la fijación, al generar tal movimiento un desequilibrio de posición. Conviene para los atacantes organizarse en el punto de bloqueo, de tal manera que esto les permita liberar rápidamente la pelota y así jugarla de la mejor manera, considerando la momentánea flaqueza de la defensa.
– Defensa no desestabilizada
En este caso la defensa no ha sido desestabilizada por el movimiento precedente al anclaje y esto debido a un adecuado comportamiento defensivo o por la incapacidad momentánea de los atacantes que participan en el agrupado para liberar el balón (no hay desequilibrio posicional, marca de los defensores). En este caso las condiciones tácticas para el lanzamiento de juego son casi las mismas que a partir de una formación fija (scrum, line). De momento que el equilibrio ataque-defensa es real y con mayor razón si es desfavorable para los atacantes, la velocidad con la que la pelota es liberada para reinstalarla en el movimiento general de juego ya no es determinante, pues no existe como en el caso anterior, una posibilidad tácticamente inteligente y lógica de evolución. Conviene entonces para el equipo que tiene la posesión de la pelota, generar en el seno mismo de la fase de congestión, las condiciones de juego más favorables para relanzar el movimiento que vendrá después.
Es entonces el contexto situacional y su asimilación por parte de los jugadores que es prioritaria y que condiciona su comportamiento en el punto de bloqueo; después, cómo se ejecuta la formación, su buena organización y su forma contribuirán a la eficacia del juego y su progresión.
Existe la polémica sobre las virtudes, en cuanto a la liberación de la pelota en los agrupados, de las opciones pelota en el piso (ruck) o pelota en maul. Elegir opciones de antemano no es juicioso. La decisión debe ser tomada en función de la necesidad de liberar la pelota momentáneamente bloqueada con rapidez o no, teniendo en cuenta principalmente a la vez el movimiento pasado y el movimiento que viene (efectos producidos sobre la defensa).
Los agrupados son entonces una detención momentánea del balón. Los consideramos como accidentes de juego a los que los atacantes deben dar respuesta debidamente, para relanzar el movimiento con la dinámica más apropiada. De esta forma, los agrupados, aún denominados puntos de fijación debido a la movilización más o menos importante de antagonistas que se produce en el punto de confrontación, deben ser considerados no como una fase de juego separada del contexto, sino más bien como un “caso particular” (René Deleplace) del movimiento general del que son la consecuencia. Cuando el progreso del balón ha terminado más allá de la línea de ventaja – este avance que ha podido, gracias al dinamismo desarrollado y a la rapidez del progreso, ubicar la mayor cantidad posible de adversarios en situación de repliegue -, parece aconsejable liberar la pelota lo más rápidamente posible desde el agrupado constituido. La práctica parece indicar que para liberar la pelota en un mínimo de tiempo, la opción pelota desde el piso es la mejor respuesta.
Retardar la liberación de la pelota permite a la defensa recuperar un equilibrio total o parcial que será más difícil de destruir, incluso si el control del balón está asegurado.
Ahora, cuando el progreso del balón no ha sido lo suficiente (línea de ventaja no cruzada), es preferible en general retardar la liberación de la pelota. En efecto, la fuerte presión defensiva en el punto de anclaje, obliga a los atacantes a organizarse eficazmente antes de relanzar el juego dinámico, ya que corren el riesgo de perder la posesión de la pelota o de encontrarse frente a una mayor presión. En este caso, la práctica parece indicar que la opción pelota en maul es la mejor solución.
Fuente: Notas de Rugby